
Reconoce las señales
ESCUCHA A TU CUERPO
El cuerpo habla lo que la mente calla.
La ansiedad que oprime el pecho, el cansancio que no se va, la niebla mental que nubla los pensamientos… Todo esto no surge de la nada.Nuestra salud emocional y física están profundamente conectadas, y cuando algo dentro de nosotras/os necesita atención, se manifiesta de distintas formas. En este espacio, te ayudamos a reconocer esas señales que tu mente y tu cuerpo pueden estar enviándote, porque comprender lo que sentimos tanto a nivel emocional, como corporal, es el primer paso para sanar.
SÍNTOMAS EMOCIONALES

SINTOMATOLOGÍA
Aquí encontrarás una guía sobre algunos de los síntomas más comunes de los problemas psicológicos más frecuentes. Reconocer estas señales en ti misma/o puede ser el primer paso hacia una mayor comprensión y bienestar.
Si resuenas con varias de ellas, pedir ayuda no es un signo de debilidad, sino un acto de valentía y autocuidado.
SÍNTOMAS EMOCIONALES

SÍNTOMAS FÍSICOS
Sistema Nervioso y Musculoesquelético
Sistema Cardiovascular y Respiratorio
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Sentirte triste o vacía/o la mayor parte del tiempo.
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Falta de ganas de hacer cosas que antes disfrutabas.
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Cansancio extremo sin razón aparente.
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Dificultad para concentrarse, recordar cosas o tomar decisiones.
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Pensamientos negativos sobre ti misma/o, tu vida o el futuro.
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Nerviosismo constante, como si algo malo estuviera por pasar.
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Dificultad para relajarse, incluso en momentos tranquilos.
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Problemas para dormir porque tu mente no deja de dar vueltas.
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Latidos acelerados, sensación de falta de aire o mareos.
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Preocupaciones excesivas por cosas pequeñas o grandes.
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Sensación de estar abrumada/o por todo lo que tienes que hacer.
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Dolores de cabeza, musculares o problemas digestivos sin causa aparente.
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Irritabilidad o cambios de humor frecuentes.
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Problemas para concentrarte o recordar cosas.
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Insomnio o dormir demasiado.
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Tensión en cuello, espalda y mandíbula
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Espasmos musculares o temblores
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Sensación de inestabilidad o mareos
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Cefaleas
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Adormecimiento de las extremidades (manos y pies)
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Latidos acelerados o irregulares
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Opresión en el pecho
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Dificultad para respirar o sensación de ahogo
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Cambios en la temperatura corporal (escalofríos o sofocos)
Sistema Inmunológico y Endocrino
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Fatiga persistente
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Fibromialgia
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Sudoración excesiva
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Alteraciones hormonales (ciclo menstrual irregular, cambios en la libido)
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Mayor predisposición a infecciones
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Recuperación lenta de heridas
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Fragilidad en piel, uñas y cabello
Sistema Digestivo
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Molestias estomacales como acidez o indigestión
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Alteraciones intestinales (diarrea o estreñimiento)
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Variaciones en el apetito
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Sensación de "nudo" en el abdomen
Trastornos del Sueño
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Insomnio o despertares frecuentes
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Somnolencia excesiva
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Sensación de no haber descansado
Baja Energía y Agotamiento
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Sensación de pesadez en el cuerpo
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Dificultad para realizar actividades diarias
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Falta de vitalidad, incluso tras el descanso

La Visión Integrativa de los Síntomas
Desde una visión integrativa, estos síntomas no solo son estados emocionales o desequilibrios químicos, sino expresiones profundas de experiencias no procesadas, desajustes en el sistema nervioso y bloqueos emocionales que, al no ser procesados, no tienen otra opción que manifestarse a través del cuerpo para ser escuchados y vistos.
La Perspectiva Integrativa del Trauma:
Cuando el Pasado se Queda en el Presente
El trauma no es solo lo que nos pasó, sino cómo nuestro cuerpo y nuestra mente lo procesaron (o no). Experiencias difíciles en la infancia, situaciones de abuso, negligencia emocional o incluso eventos que percibimos como amenazantes pueden dejar una huella profunda en el sistema nervioso.
Cuando el trauma no se procesa adecuadamente, el cuerpo y la mente quedan atrapados en un estado de hiperalerta (ansiedad) o de apagamiento (depresión). Esta es la razón por la cual muchas personas con ansiedad sienten que "algo malo va a pasar" sin motivo aparente, o quienes experimentan depresión sienten un vacío inexplicable.
Los síntomas pueden ser señales de que el cuerpo sigue respondiendo a una amenaza que ya no está presente, repitiendo patrones de defensa, que un día fueron útiles, como si aún estuviera en peligro. A esto le llamamos la psicosomática, síntomas físicos que vienen derivados de traumas del pasado.

LA PSICOSOMÁTICA
La psicosomática nos enseña que la mente y el cuerpo no están separados, sino que forman un único sistema.
"LO QUE NO SE HA PROCESADO O EXPRESADO EMOCIONALMENTE, SE MANIFESTARÁ FÍSICAMENTE"
A continuación te dejamos algunos ejemplos claros de cómo somatizamos físicamente algunos de los problemas psicológicos más frecuentes:
Manifestaciones Físicas de la Ansiedad
Cuando las emociones no pueden ser procesadas de manera consciente, el cuerpo las traduce en tensión muscular, taquicardia, problemas digestivos o sensación de falta de aire.
Manifestaciones Físicas de la Depresión
La tristeza o la desconexión emocional pueden reflejarse en fatiga crónica, pesadez en el cuerpo, alteraciones hormonales y sensación de vacío interno.
En muchos casos, estas manifestaciones psicosomáticas son intentos del organismo de comunicar lo que no ha sido expresado con palabras y no ha podido ser resuelto: la necesidad de seguridad, la regulación emocional y la conexión con una/o misma/o, con las/los demás y con el mundo.
Entendamos la evolución de los síntomas
El estrés y la fatiga están estrechamente conectados y, con frecuencia, uno puede derivar en el otro. Desde una perspectiva integrativa y psicosomática, esta relación se explica a través del funcionamiento del sistema nervioso autónomo, que regula nuestras respuestas de calma y activación (estrés).
De la hiperactivación a la hipoactivación:
Un Proceso de Desregulación del Sistema Nervioso
El sistema nervioso autónomo regula nuestras respuestas al estrés a través de dos ramas principales:

El Sistema Simpático (Modo Lucha/Huida)
Se activa en momentos de peligro o estrés, aumentando la frecuencia cardíaca, la tensión muscular y el estado de alerta.
El Sistema Parasimpático (Nervio Vago Ventral: Modo Descanso/Reparación y Nervio Vago Dorsal: Desconexión/Congelación)
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Nervio Vago Ventral: Es el encargado de la relajación, la recuperación y la restauración del equilibrio interno.
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Nervio Vago Dorsal: Entra en funcionamiento cuando hay una sobrecarga en el sistema nervioso simpático.

Hiperactivación y Agotamiento del Sistema Nervioso
Colapso y Respuesta de Congelamiento
1. La activación del sistema nervioso simpático (modo lucha/huida) es útil en momentos puntuales, pero cuando se mantiene de forma crónica, el organismo entra en un estado de hipervigilancia y sobrecarga, generando ansiedad persistente y un desgaste progresivo.. 2. Esta activación sostenida genera un desgaste fisiológico y emocional, llevando al organismo a un estado de agotamiento en el que se inhiben funciones esenciales.
3. Cuando el modo de lucha/huida ha estado activado durante demasiado tiempo y no se ha logrado evitar o afrontar con éxito la situación estresante o amenazante (estrés crónico), la sobrecarga fisiológica y emocional desborda la capacidad de activación del sistema nervioso simpático, lo que provoca una respuesta parasimpática extrema (activación del nervio vago dorsal) y que el cuerpo entre en un estado de "congelamiento". 4. Aquí pueden aparecer síntomas depresivos: el cuerpo y la mente reducen su energía como mecanismo de protección, dando lugar a síntomas como fatiga, apatía y falta de motivación.
Desconexión Cuerpo-Mente y Síntomas Psicosomáticos
5. La ansiedad cronificada puede llevar a una desconexión del cuerpo: la persona deja de percibir conscientemente señales fisiológicas debido a un estado de alerta elevado y prolongado. 6. Con el tiempo, esta desconexión genera síntomas psicosomáticos como problemas digestivos, insomnio, tensión crónica y, finalmente, una sensación de vacío y pesadez corporal, características de la depresión.

Los síntomas ansiosos y depresivos no solo están relacionadas, sino que pueden crear un ciclo vicioso. La ansiedad agota el sistema nervioso, y la depresión surge como una respuesta de apagado ante la imposibilidad de sostener la sobrecarga. A su vez, la depresión puede generar ansiedad cuando la persona se siente atrapada en un estado de inactividad y falta de propósito.
El Ciclo de la Desregulación
Comprender la relación entre los síntomas ansiosos y depresivos desde una visión integrativa y psicosomática permite abordarlos de manera efectiva, ayudando a recuperar la estabilidad y el bienestar.
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