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Autoestima y Autoconcepto

¿Qué son?

Tanto la autoestima como el autoconcepto influyen en cómo nos relacionamos con los demás, enfrentamos desafíos y tomamos decisiones. Una buena valoración de nosotras/os mismas/os nos permite afrontar la vida con seguridad, mientras que una visión negativa puede generar inseguridad, ansiedad y dificultades relacionales.

Image by Victoria Prymak

¿Cómo se Forjan?

  1. Infancia: La base del autoconcepto y la autoestima

  • Se construyen a partir de la manera en que nuestras/os cuidadoras/es principales (padres, madres, familiares o figuras de apego) nos tratan.

  • Si recibimos amor, apoyo y validación, aprendemos a valorarnos y confiar en nuestras capacidades.

  • Si experimentamos críticas constantes, rechazo o abandono, podemos desarrollar inseguridad y una visión negativa de nosotras/os mismas/os.

    2. Experiencias tempranas y sociales

  • Las interacciones con amigas/os, maestras/os y compañeras/os también moldean la forma en la que nos vemos.

  • El éxito o fracaso en distintas áreas (escuela, deportes, amistades) refuerzan la creencia sobre nuestras habilidades y valor.

    3. Evolución en la adolescencia y adultez

  • Durante la adolescencia, el autoconcepto se vuelve más complejo y puede fluctuar según la aceptación social.

  • En la adultez, sigue evolucionando a través de experiencias laborales, relaciones y crecimiento personal.

  • Aunque la autoestima y el autoconcepto se forman en la infancia, pueden modificarse con el tiempo mediante la autoconciencia, el trabajo personal y la terapia.

En resumen, la manera en que nos percibimos y valoramos no es fija, sino que puede fortalecerse a lo largo de la vida con experiencias positivas y un proceso de autoconocimiento.

¿Cómo podemos Trabajarlos?

Una perspectiva integrativa considera que la autoestima y el autoconcepto no dependen solo del pensamiento racional, sino también de las emociones, el cuerpo y las experiencias pasadas. Para fortalecerlos, es clave abordar diferentes niveles: cognitivo, emocional, corporal y relacional .

1. Integración de la historia personal

  • Revisar las experiencias que marcaron tu autoestima y autoconcepto.

  • Aceptar y resignificar el pasado para construir una visión más equilibrada de una/o misma/o.

  • Explorar estas vivencias a través de terapia (terapia integrativa, psicosomática o hipnosis clínica).

 

2. Nivel cognitivo: Reestructuración de creencias

  • Identificar pensamientos negativos sobre una/o misma/o y cuestionarlos.

  • Reemplazar creencias limitantes por afirmaciones más realistas y compasivas.

  • Practicar el diálogo interno positivo para cambiar la forma en que te hablas a ti misma/o.

3. Nivel emocional: Conexión y gestión de las emociones

  • Explorar emociones reprimidas relacionadas con experiencias pasadas.

  • Validar los sentimientos sin juzgarlos ni reprimirlos.

  • Trabajar en la autoaceptación, reconociendo tanto virtudes como áreas de mejora.

4. Nivel corporal: Reconexión con el cuerpo

  • Terapias psicosomáticas que ayudan a liberar tensiones acumuladas.

  • Actividades físicas que fortalecen la relación con el propio cuerpo y generan bienestar.

  • Practicar técnicas de regulación como la respiración consciente y el mindfulness.

5. Nivel relacional: Construcción de vínculos sanos

  • Rodearse de personas que fomenten el respeto y la valoración personal.

  • Aprender a establecer límites saludables en las relaciones.

  • Explorar cómo las experiencias pasadas influyen en la forma en que nos vinculamos hoy.

Image by Jovis Aloor

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