Estrés y Ansiedad
¿Qué son?
La ansiedad es una respuesta natural del cuerpo ante situaciones de estrés, incertidumbre o peligro. Se manifiesta a través de una sensación de inquietud, nerviosismo o preocupación excesiva sobre eventos futuros. Aunque en pequeñas dosis puede ser útil para mantenernos alerta y preparadas/os, cuando se vuelve constante o intensa, puede afectar nuestra calidad de vida.

Ejemplos cotidianos donde puede aparecer
-
Antes de un examen importante: Sentir una opresión en el pecho o dificultad para concentrarse al pensar en los resultados.
-
En el trabajo: La presión por cumplir con plazos ajustados o la incertidumbre sobre una reunión crucial pueden generar una sensación de agobio.
-
En situaciones sociales: Hablar en público o conocer nuevas personas puede provocar nerviosismo, sudoración o incluso evitar esas interacciones.
-
Al enfrentarse a lo desconocido: Cambiar de ciudad, empezar un nuevo empleo o tomar una decisión importante puede generar un estado de inquietud constante.
-
Por recuerdos o experiencias pasadas: Situaciones traumáticas, pérdidas o eventos difíciles pueden hacer que la mente reviva esos momentos, provocando una sensación de angustia incluso cuando ya han pasado.
Señales o Síntomas
La ansiedad y el estrés pueden afectar a las personas de diversas maneras, impactando no solo en la mente, sino también en el cuerpo y en el comportamiento. Sus síntomas pueden dividirse en cuatro categorías principales: emocionales, físicos, cognitivos y conductuales .
S. Emocionales
-
Sensación de inquietud o nerviosismo constante.
-
Irritabilidad o cambios de humor repentinos.
-
Miedo intenso o sensación de peligro inminente sin razón aparente.
-
Dificultad para relajarse o disfrutar de actividades placenteras.
-
Sentimientos de tristeza o desesperanza cuando el estrés se vuelve crónico.
S. Físicos
-
Palpitaciones o aumento del ritmo cardíaco.
-
Tensión muscular, dolores de cabeza o molestias en el cuerpo.
-
Problemas digestivos, como malestar estomacal, náuseas o diarrea.
-
Sudoración excesiva o sensación de calor/frío repentino.
-
Dificultad para respirar o sensación de opresión en el pecho.
-
Fatiga o falta de energía, incluso después de descansar.
S. Cognitivos
-
Pensamientos recurrentes de preocupación o catastrofismo.
-
Dificultad para concentrarse o tomar decisiones.
-
Mente en blanco o sensación de confusión.
-
Exceso de autocrítica o miedo al fracaso.
-
Sensación de que el tiempo pasa demasiado rápido o demasiado lento.
S. Conductuales
-
Evitar situaciones que generen miedo o estrés (por ejemplo, rechazar invitaciones sociales o posponer tareas importantes).
-
Hiperactividad o dificultad para quedarse quieto.
-
Hábitos nerviosos, como morderse las uñas, mover las piernas constantemente o jugar con objetos.
-
Alteraciones en el sueño, como insomnio o dormir demasiado.
-
Cambios en la alimentación, como pérdida de apetito o comer en exceso.
