Bajo Estado de Ánimo
¿Qué es?
El bajo estado de ánimo es una condición emocional que se caracteriza por una sensación persistente de tristeza, apatía y falta de interés en las actividades cotidianas. No se trata simplemente de sentirse triste por un momento, sino de una sensación profunda y prolongada que puede afectar la forma en que una persona piensa, siente y actúa.

Factores que pueden propiciar la condición
Factores emocionales y psicológicos
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Estrés prolongado en el trabajo, los estudios o la vida personal.
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Pérdida de un ser querido o un duelo no procesado.
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Experiencias traumáticas o dolorosas en el pasado.
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Baja autoestima o pensamientos negativos recurrentes.
Factores sociales y ambientales
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Falta de apoyo social o sensación de soledad.
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Conflictos familiares, laborales o de pareja.
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Situaciones económicas difíciles o incertidumbre sobre el futuro.
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Cambios bruscos en la vida, como mudanzas, rupturas o despidos.
Hábitos y estilo de vida
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Alimentación inadecuada o deficiencia de nutrientes esenciales.
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Falta de ejercicio físico y sedentarismo.
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Consumo excesivo de alcohol, drogas o cafeína.
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Uso excesivo de pantallas y falta de contacto con la naturaleza.
Situaciones tras las que puede aparecer
Tras vivir un evento traumático
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Muchas personas experimentan un estado de tristeza o desesperanza después de haber vivido una situación impactante o dolorosa.
Después de un fracaso o decepción
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No obtener los resultados esperados en un proyecto, relación o meta personal puede generar frustración y tristeza.
En períodos de estrés constante
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La sobrecarga de responsabilidades o la presión en el trabajo, los estudios o la vida familiar pueden llevar a un agotamiento emocional.
Durante cambios importantes
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Mudanzas, cambios de empleo, rupturas sentimentales o la llegada de una nueva etapa pueden generar inseguridad y desmotivación.
Por aislamiento social
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La falta de contacto con amigas/os, familia o seres queridos puede hacer que una persona se sienta desconectada y sola.
Señales o Síntomas
El bajo estado de ánimo puede afectar a las personas de diferentes maneras, impactando sus emociones, su cuerpo, sus pensamientos y su comportamiento. A continuación, se detallan sus síntomas en cuatro categorías principales:
S. Emocionales
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Sensación persistente de tristeza, vacío o desesperanza.
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Irritabilidad o cambios de humor frecuentes.
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Falta de motivación o interés en actividades que antes resultaban placenteras.
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Sentimientos de culpa, inutilidad o baja autoestima.
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Sensación de soledad o desconexión con los demás.
S. Físicos
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Fatiga o falta de energía, incluso después de descansar.
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Problemas de sueño, como insomnio o dormir en exceso.
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Cambios en el apetito, con aumento o pérdida de peso.
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Dolores musculares o tensiones sin causa aparente.
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Sensación de pesadez o lentitud en el cuerpo.
S. Cognitivos
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Dificultad para concentrarse o tomar decisiones.
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Pensamientos negativos recurrentes o autocríticos excesivos.
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Sensación de confusión o mente nublada.
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Dificultad para recordar cosas o enfocarse en tareas diarias.
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Pensamientos pesimistas sobre el futuro.
S. Conductuales
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Aislamiento social o evitación de actividades con otras personas.
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Falta de interés en el autocuidado o en la realización de tareas básicas.
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Disminución del rendimiento en el trabajo o los estudios.
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Uso excesivo de pantallas, comida o sustancias como forma de evasión.
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Poca expresión emocional o desinterés en comunicarse con los demás.
